El Principito, capítulo VII.
—Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones
y millones de estrellas, basta y es motivo suficiente para que al mirar las
estrellas sea feliz. Se dice para sí: "Mi flor está allí, en alguna parte…".
Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto y al mismo
tiempo todas las estrellas se apagaran. ¿Y esto no es importante?
Me acordé de mis tiempos de cordero.
Publicar un comentario
<< Home